Era el año 2010. Un empleado ordenaba botellas que se suponían vacías cuando encontró uno de los tantos tesoros históricos de Champagne Bollinger: cerca de 600 botellas con corchos en diversos estados de desgaste. Entre ellas 54 botellas de 1830, la primera cosecha de Bollinger. El vino más joven era de 2939 y correspondía a los esfuerzos para proteger los vinos de la ocupación nazi.

En estos años se ha trabajado en entender la codificación de las botellas que identifica el pueblo y la cosecha de cada vino pero mientras la mayoría de las botellas han sido identificadas, hay otras que se han convertido en un verdadero enigma. El equipo de Bollinger ha restaurado tantas botellas como ha sido posible con la ayuda de un afrómetro, el aparato que permite medir la presión que queda en las botellas.

13 de las botellas de 1830 han sido restauradas y de éstas 11 están en exhibición en la Galerie 1829, un nuevo espacio en la bodega que incluye también ejemplares de las mejores añadas. Se trata de una colección que abarca 65 cosechas dentro de las que se encuentra una interesante colección de vinos tintos de antes de 1952, Bolliner RD de 1952 y Vieilles Vignes Françaises de 1969. En paralelo, se ha habilitado otro espacio denominado La Réserve que ofrece una muestra de magnums de Bollinger desde 1892.

En ningún caso el propósito de estas exhibiciones es comercial sino una forma de celebrar un legado de casi dos siglos de un vino excepcional.

Se puede hacer una visita virtual a la Galerie 1829 en la siguiente dirección:

http://www.champagne-bollinger.com/en/INT/oenotheque