Una de las combinaciones gastronómicas más exitosas es la de un buen vino y quesos y aquí compartimos algunos tips para que la disfrutes al máximo.

Recuerda que el corte es diferente según el queso. Retira siempre la corteza, excepto en los casos en que ésta es comestible, como en el Brie o el Camembert. Los de pasta blanda y untables debes servirlos enteros o en una porción grande, para que cada comensal se sirva la cantidad deseada. Los redondos de cortan en trozos como una torta o pastel y los alargados en rebanadas individuales o rectángulos, con un grosor mínimo de 5 mm. Los quesos muy duros como el Parmesano se parten en trozos o lascas y los quesos azules se sirven en dados.

Piensa en el pan. Trata de buscar uno cuyo sabor sea neutro, que no interfiera con los quesos. Si los quesos son de sabores suaves evita los panes integrales. Recuerda que las galletas o grissinis son buenos aliados también.

Vigila la temperatura. En líneas generales lo que se recomienda es sacar los quesos del refrigerador alrededor de una hora antes de servirlos.

Dale una oportunidad a las mermeladas y mieles. Dado el sabor ácido y lácteo del queso, una buena mermelada y algo dde miel pueden brindar un contraste interesante que potencie el sabor de los quesos y amplíe las posibilidades al momento de armonizar con vino.